“Sólo cuando la mente está libre de ideas y creencias puede actuar correctamente”
Jiddu Krishnamurti
Todos tenemos fijadas una serie de hábitos o conductas automáticas que realizamos de manera inconsciente. En el pasado tuvimos una serie de experiencias y llegamos a unas conclusiones con respecto a ellas. Estas ideas o creencias sobre el mundo sustentan las respuestas automáticas que damos y condicionan nuestra manera de vivir.
Además desde el exterior nos proyectaban una serie de modelos de conductas a los que teníamos que aspirar. Y nosotros hemos tratado de ajustarnos a ellos con mayor o menor éxito. Esto fue conformando la idea que tenemos de nosotros mismos y la del mundo y han determinado en gran medida nuestra conducta desde ese momento.
Por lo tanto, nuestras conductas tratan de compensar los desajustes que sentimos entre lo que somos y lo que creemos que deberíamos ser. Así para cambiar nuestros hábitos automáticos debemos modificar nuestras creencias. Y la más importante de ellas es: “¿quién creemos que somos?”
Muchas de estas creencias que asumimos estuvieron basadas en pocas evidencias, aunque si alguna de estas experiencias generó algún estado emocional realmente intenso con una solo fue suficiente para que se grabara a fuego en nuestra mente. Y como solemos tratar de confirmar las creencias que tenemos más que falsarlas estas se volvieron permanentes a lo largo de nuestras vidas.
A continuación os muestro una serie de conductas habituales, motivos por el cual han aparecido y las creencias que pueden sustentarlas. También hago unas sugerencias de cómo poder ir rebatiéndolas y cuestionándolas. No todas esas conductas tienen porque llevar asociadas estas creencias, pero considero que algunas de ellas sí pueden resonar dentro de nosotros. Asimismo, las sugerencias son ideas que creo que pueden ayudar a cambiar la perspectiva aunque no significa que vayan a ser útiles para todo el mundo.
Explorarlas y ajustarlas de la manera que consideréis más adecuada. Espero que os sean de utilidad.
Índice de contenido
Criticar y juzgar
“Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.”
Buda
Tras ella hay una autoinfravaloración que tratamos de compensar rebajando a los demás. Suele haber una desconfianza y decepción ante la realidad. Nada es suficientemente bueno y todo parece malo y negativo. Tenemos una idea mental de cómo tendría que ser el mundo y los demás y cuando la realidad no concuerda, la rechazamos y criticamos, con la esperanza de amoldarla a nuestra imagen creada.
Sugerencias de creencias que pueden apoyar a este patrón e ideas para cuestionarlas.
Los demás tendrían que ser de otra manera y hacer las cosas como creo que deberían hacerlas.
La crítica bloquea y desmotiva. Los demás no tienen por qué cumplir con las expectativas que tú tengas de ellos o de lo que hacen. El mundo tampoco está a tu servicio. El afecto, la aceptación y la confianza alientan más el cambio que la crítica.
Si soy duro y estricto con los demás podré hacerles mejorar.
¿Ellos te han pedido ayuda? ¿Hacer las cosas como tú crees que tienen que ser es realmente lo mejor para ellos o para ti? ¿Has tenido en cuenta que piensan los demás al respecto? Además la influencia desde el ejemplo siempre es mejor que desde la crítica.
Al criticar me siento superior.
Te siente superior al rebajar al otro no porque tú hayas crecido. Es mejor no compararte con los demás porque cada uno lleva su propio camino. Compara tu yo actual con tu yo pasado ¿Ha habido crecimiento?
Yo sé lo que es mejor.
Sacamos nuestras conclusiones en base a los recuerdos de nuestras experiencias, pero esto no quiere decir que todas sean acertadas. Asociamos un estímulo con otro y predecimos qué pasará a continuación, pero hay mucha información que desconocemos. Nuestra mente tiende a hacer conjeturas y pronósticos muy rápidos aunque muchos de ellos son erróneos. Buscamos pruebas que confirme las creencias que ya tenemos ¿Somos tan orgullosos para creernos en posesión de la verdad? Prudencia y humildad.
Autocrítica
Las valoraciones extremas, junto a los sentimientos que se derivan de ellas, son muy poco realistas y breves. ¡A no ser que te empeñes en que perduren!
Albert Ellis
La autocrítica suele estar relacionada con la infravaloración y la vergüenza que podemos sentir por algún aspecto de nosotros o de nuestra situación de vida. Queremos parecernos a los modelos que nos lanza constantemente el exterior para conseguir su aprobación y afecto. Y cuando no lo conseguimos nos criticamos y frustramos.
Ideas que pueden sustentar a esta conducta y sugerencias para cuestionar su veracidad.
Soy insuficiente para ser apreciado y amado.
Lo que creo que debería ser para ser aceptado proviene de un modelo impuesto por el exterior. Todos tenemos muchas cualidades, pero miramos sólo a lo que creemos que está mal. Estaría bien tener una visión más amplia de nosotros mismos y observar lo que hacemos mal y bien. Somos seres humano que podemos amar y ser amado. También podemos a ayudar a otras personas. Eso ya nos hace muy valiosos. Además, esos modelos no son la verdad absoluta.
La autocrítica me motiva para cambiar y corregirme.
Una autocrítica objetiva y serena es muy importante para crecer, pero de manera desmedida nos bloquea y paraliza. Llegamos a tener miedo de hacer cosas y de lo que nos reprocharemos si “fracasamos”. Las palabras de ánimo y compasión por uno mismo ayuda más.
Si hago cosas, cometeré errores y me sentiré torpe. Así que mejor no hacer nada o sólo aquello de lo que esté seguro que haré bien.
Somos un vehículo de grandes capacidades. Afrontar errores y fallos incrementa nuestra fortaleza y además aprendemos. Sólo haciendo cosas comprobaremos lo que somos capaces de hacer. Tenemos muchas cualidades no desarrolladas por lo que los errores nos pueden ayudar a tomar conciencia de nuestras limitaciones y a crecer.
Tendencia a fijarnos en lo negativo.
«La verdadera salvación es la liberación de la negatividad, y sobre todo del pasado y del futuro como una necesidad psicológica» .
Eckhart Tolle
Aquí apreciamos una visión negativa de nosotros mismo, de los demás y del mundo. Si sólo ponemos nuestra atención en lo negativo la imagen que nos formaremos de nosotros mismos y del mundo será negativa.
Ideas que pueden sustentar a esta conducta y sugerencias para cuestionar su veracidad.
Ni el mundo ni yo mismo somos como deberíamos ser. Hay demasiadas cosas mal.
Las cosas son como son. Si no coindicen con el ideal que hemos imaginado de como deberían ser es nuestro problemas. No obstante, hay muchas cosas buenas y hermosas si nos detenemos a observa. Incluso nosotros tenemos muchas cualidades magníficas, pero hay que mirarlas y valorarlas. Hay cosas que están bajo nuestro control y otras que no. Así que sería bueno enfocarse en las que sí está bajo nuestro dominio y trabajar en ellas. Pero antes tenemos que descubrir cuáles son esas cosas.
Si me fijo más en lo malo me será más fácil poder detectar errores y corregirlos, para ser más perfecto y poder ser aceptado. Además podré estar en guardia de los peligros.
Tendremos una visión negativa de nosotros si sólo vemos lo malo (lo que no se ajusta al modelo imperante). Los errores se pueden corregir aceptándolos y trascendiéndolos, no manteniéndolos en la cabeza constantemente. El ver únicamente lo negativo genera desesperanza y desconfianza en nosotros mismo y en los demás. Verlo todo para tener una visión más objetiva de la realidad y de nosotros mismos. Darnos cuenta de las cosas buenas que tenemos y hacemos a lo largo del día.
Enfocarte únicamente en los posibles riesgos de tu entorno sólo hará hacerte una imagen más peligrosa del mundo de la que realmente es, generando miedo y ansiedad.
Preocupación por la opinión de los demás sobre uno.
“Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti”.
Séneca
Con esta conducta subyace un sentimiento de infravaloración, de miedo a no ser suficiente para los demás y falta de criterio propio para determinar nuestra valía. Esperamos que la mirada del otro nos otorgue valía. Nos juzgamos y valoramos al comparar un modelo ideal con lo que creemos que somos.
Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.
Los demás me validan y legitiman si soy alguien de valor o no.
Nadie tiene la potestad de validar a otra persona (validan una imagen que tienen de la persona en función de sus circunstancias y sus modelos de valor) Le damos a los demás un poder sobre nosotros. Los demás juzgan una imagen de manera superficial comparándolo con unos modelos adquiridos. Si observamos nuestro comportamiento nos daremos cuenta que también nosotros realizamos juicios precipitados.
Nuestro cerebro está adaptado a este tipo de valoraciones rápidas que en otro tiempo podría significar la vida o la muerte, pero que hoy en día nos hace equivocarnos en muchas ocasiones. Suele faltarnos mucha información y evidencias para poder emitir juicios de manera rigurosa. Nosotros no podemos controlar la opinión que los demás tienen de nosotros, así que preocuparnos por ello sólo nos perturbará.
Siendo como “creo” que quieren que sea, será más fácil gustarle.
Asumimos unos modelos de lo que es adecuado y valorado del exterior. E intentamos ajustarnos a ellos. Nos Juzgamos y valoramos al comparar un modelo ideal con una primera impresión de algo.
Así exageramos unas cosas y ocultamos otras. En definitiva nos mostramos de una manera falsa que a la larga perjudica nuestra autoestima. Porque somos nosotros mismos lo que no estamos valorando lo que somos. Siendo auténtico tendremos más posibilidades de gustarnos a nosotros mismos y a los demás. Seremos más libre.
La opinión de los demás no es más valiosa que la nuestra sobre nosotros mismo. Nosotros le damos autoridad. Comprando el aprecio de los demás y ajustándome a sus criterios no conseguiré un amor sincero, sólo falsedad y desprecio hacia nosotros mismo.
Si descubren como soy de verdad no me querrán, ni aceptarán, ni valorarán como hago yo.
Si me acepto y me valoro será más fácil que los demás lo hagan y si no es así no me preocupará porque no lo necesitaré. No somos la imagen que tenemos de nosotros en nuestras cabezas ni la que los demás se hacen de nosotros. Somos más de lo que creemos. Nos hemos creados una autoimagen en función de lo que los demás han dicho de nosotros y de la comparación con los modelos ideales externos. Pero eso no somos realmente nosotros.
Insatisfacción crónica.
«No está en nuestro poder tener lo que deseamos, pero sí está en nuestro poder no desear lo que no tenemos y aprovechar todo lo que nos ha llegado«.
Séneca
Aquí hay una falta de aprecio y valoración por uno mismo y por el mundo. No valoramos lo que tenemos. Hay poca capacidad de sentir alegría, gratitud y para gozar. Por otro lado, hay un anhelo de autenticidad y de sentido que se manifiesta como insatisfacción.
Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.
Hay muchas cosas en mi vida que no me gustan. Esto me impide tener amor, alegría y felicidad.
Nos enfocamos en lo que no tenemos, en lo malo. Lo bueno suele pasar desapercibido, lo damos por sentado o no lo valoramos lo suficiente. Agradezcamos y enfoquémonos en lo bueno que hay en nuestras vidas. Por mucho que consigamos siempre vamos a querer más y si lo conseguimos tendremos miedo de perderlo. Vive más en el presente y menos en tu mente. Debemos centrarnos en lo que podemos controlar. ¿Cuánto trabajarías y desearías tener lo que ya tienes?
No me acepto como soy, tengo muchos defectos y limitaciones. Debería ser de otra manera. Sólo así podré ser feliz y amado por los demás.
Por medio de un modelo que nos muestra lo que es valioso y lo que no impuesto por el entorno, medimos nuestra valía. Todos tenemos grandes capacidades, pero no están desarrolladas. La aceptación de lo que somos y de lo que no en este momento es el inicio del cambio. Hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos. Presta atención a lo bueno que hay en nosotros, a esas cualidades que sí están más desarrolladas. Todos tenemos un valor intrínseco como seres humanos conscientes y con capacidad de amar. Y a todos nos faltan facetas por desarrollar. ¿Detrás de esa insatisfacción hay acción y energía para el cambio o desmotivación y pasividad?
Frustración crónica.
«La frustración está provocada por una sociedad que nos pide ser lo que no somos y nos culpa de ser lo que somos»
Alejandro Jodorowsky
Aquí hay una insatisfacción por la vida y una disminución de la capacidad para sentir alegría y gozar. Hay unos deseos y anhelos que no están siendo satisfechos. Nos sentimos incoherentes e inauténticos. Además esto saca lo peor de nosotros.
Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.
Mi vida debería ser de otra manera. Y no consigo cambiarlo.
A veces la comparación de nuestras vidas con el modelo que nos muestran de cómo deberíamos vivir o con la vida de alguna otra persona nos hace frustrarnos. El modelo que nos muestran no debe ser nuestra guía porque está condicionado por otros intereses como por ejemplo el consumir más. Tampoco conocemos la vida completa de otras personas, sus pensamientos, emociones y comportamientos en todo momento para desear ser como ellos.
Aprecia lo que tienes, valora las muchas cosas buenas que hay cada día en tu vida. Trabaja para lograr los deseos que son verdaderamente tuyos y no los impuestos por el exterior. Acepta lo que no depende de ti y cambia lo que sí.
Yo debería ser de otra manera.
¿Qué quieres al desear ser de otra manera?
No te compares con nadie salvo con tu yo pasado porque cada uno tenemos un nivel de desarrollo determinado que tenemos que ir actualizando día a día. Tenemos más desarrolladas determinadas cualidades y menos otras. Además, no todos podremos desplegar las mismas capacidades al mismo nivel. Vivamos más enfocado en el presente, en crecer y mejorar. Debemos hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos.