Cómo evitar que la culpa arruine tu vida

 

Una persona que se siente culpable, se convierte en su propio verdugo.

Séneca

¿Te sientes culpable por no ser lo que crees que “deberías ser”: perfecto/a, ejemplar, más bueno/a?

¿Te sientes culpable por no cumplir con las expectativas de los demás, ya sea de tus padres o del modelo social imperante?

¿Te sientes culpable por errores, fracasos y comportamientos “vergonzosos” del pasado?

¿Te sientes culpable por haber infringido algún valor o regla moral fundamental para ti?

¿Te sientes intrínsecamente malo/a y merecedor/a  de ser castigado/a por ello?

Índice de contenido

Peligros de la culpa.

La culpa tiene un aspecto de utilidad. Por ejemplo, ayuda a regular normas sociales y de convivencia, sirve para autorregular tu comportamiento y a ser más empático/a. Te ayuda a rectificar conductas  y en hacerte más responsable de tus acciones. Pero también puede hacerte la vida muy infeliz.

Te produce una desvalorización al no sentirte suficientemente bueno/a o correcto. Puedes sentirte alguien malo/a y que merece ser castigado pues hace muchas cosas “malas”. También puede hacerte evadir la responsabilidad de tus actos para evitar sentirte así, provocando que te engañes a ti mismo/a, y también puede producir que te amargues la vida si mantienes en tu mente constantemente esos errores.

La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros.

Bernardo Stamateas

Los demás pueden utilizar la culpa para manipularte: culpabilizándote y reprochándote cosas.

Puede que tus padres te hayan dicho eso de: “Con todo lo que hemos hecho por ti, no sé cómo puedes hacernos esto.”,” Nos has hecho sentir vergüenza.”, “Me has decepcionado.”.

Con todos estos mensajes puede que busquen que modifiques tus conductas, que hagas lo que ellos desean, aunque sea con buena intención, y utilizan la culpa para ello.

Puede que tu pareja te haya dicho: “Si no haces esto por mí es que no me quieres”, “Al hacer esto demuestras que no me quieres”, “Por lo visto hay otra cosa más importante para ti que yo”,” Ya no podré confiar en ti”.

Con todo esto se busca que la otra persona haga lo que esa persona quiere. Y utiliza la culpa y el chantaje emocional para conseguirlo.

También se puede utilizar la culpa para evadir tu responsabilidad y echarle la culpa al otro de lo que sucede: “Por tu culpa me siento así”, “Por tu culpa mi vida es un desastre”. “Por tu culpa como tanto”, “Por tu culpa he suspendido el examen”.

La sociedad también puede proyectarnos una serie de conductas y modelos a los que hay que aspirar e induce culpa a quienes no se atienen a dichos preceptos y no hacen “lo correcto”: “ Hay que aspirar a esto o lo otro (para ser alguien en la vida)”, “ Un buen ciudadano hace…”, “Un buen vecino es…”, “Un buen creyente hace esto…”, “ Necesitamos que hagas un esfuerzo y no mires solo por tus intereses…”, “No hay que ser egoístas y mirar por la empresa/país en estos momentos difíciles…”, “No querrás ser considerado un/a  machista, racista, intolerante, insensible, mal/a padre/madre, irresponsable”…

El juez interior: El culpador del exterior con el tiempo, y de tanto escucharlo, se filtra dentro de ti. Y eres tú el/la que moraliza y critica: “Cómo voy a hacerle esto a mis padres”,” Esto no es ser buen padre, madre, marido, mujer…”,” ¡Qué pensarán los demás de mí!”, “Soy una mala persona”, “He decepcionado a todos”.

De esta manera, utilizando la culpa adecuadamente puedes tratar de manipular a la otra persona para que se vuelva sumisa y complaciente pues cree que así conseguirá evitar sentirse culpable y logrará la aprobación de la otra persona.

¡Te has negado a ti mismo/a! Tus necesidades, tus aspiraciones y deseos ya no importan ya solo cuenta lo que diga y necesite la otra persona. Tienes terror de que te llamen egoísta e insensible si defiendes tus necesidades y de sentirte culpable si haces algo “inadecuado” o no estás a la altura. Dejas de autoafirmarte pues crees que está mal y que lo primero son los demás.

-Tras todas estas conductas se atisba una gran necesidad de aprobación, aceptación y de ser amado/a, y cuanto mayor sea esta, mayor será también el peligro de ser manipulado/a. Dejas de vivir tu vida y te vuelves un esclavo/a del juicio del otro.

¿Qué causa la culpa?

Expectativas incumplidas.

Al comparar lo que crees que eres y lo que estás logrando con lo que se supone que deberías ser y estás consiguiendo  sientes que no estar a la altura de un ideal sugerido por tus padres o por la sociedad. Desde la infancia tus padres y profesores te han incitado a comportarte de una determinada manera, a querer unas determinadas cosas y a luchar por unos objetivos (en muchos cosas con buena intención y creyendo que era lo mejor para ti).

Como quieres ser aceptado y apreciado por la autoridad, pues dependes de ellos, trataste de ajustarte a dicho modelo. A veces con más éxito y otras como menos. Ese desajuste ha  provocado el no sentirte a la altura y tratas de marcarte un ideal futuro para poder conseguir ese reconocimiento y afecto.

Pero nunca llegas a ese ideal, así que vas desarrollando una imagen de ti como de alguien imperfecto, insuficiente y que no está a la altura de lo que se espera de ti. En algunos casos incluso puedes pensar que eres intrínsecamente malo/a o que hay algo malo en ti. Esto puede generar vergüenza y culpa.

Sientes que no estás cumpliendo las expectativas de los demás de lo que es alguien valioso/a. No estás cumpliendo con el modelo que tus padres y el entorno te sugirió o impuso de lo que deberías ser. A veces sientes que estás defraudando a tus padres. Tal vez hayas escuchado alguna vez eso de: “Con todo lo que nos hemos sacrificado por ti tú ahora…”, o “Con todo lo que han hecho por mí…”.

Pero ¿Ese modelo de ser humano que te imponen es realmente lo que quieres ser?

Conductas vergonzosas.

En el pasado es posible que hayas cometido algunas acciones que te dan vergüenza recordar. Te dejaste llevar por impulsos, no consideraste las consecuencias que tendrían dichas acciones, querías cubrir algunas carencias, llenar vacíos o simplemente entumecer un dolor que sentías. Algo de esto te hizo realizar acciones negativas para ti y para los demás. Incluso es posible que hoy en día las sigas cometiendo y no puedas zafarte de ellas. Adicciones, traiciones, ilegalidades o conducta moralmente cuestionables. Esto puede generarte una gran culpa.

También puede que tu manera de ser, de vivir o el tipo de vida que llevas te haga sentir culpable en algunas ocasiones pues no se corresponde con que debería ser.

Mala conciencia y remordimiento.

Te vienen a la mente acciones del pasado, lo que hiciste sufrir a otras personas o las consecuencias desastrosas que tuvieron estas y te sientes fatal contigo mismo/a. Te fustigas, te desprecias y te reprendes amargamente. Darías lo que fuera porque eso no hubiera ocurrido o al revés, crees que deberías haber hecho algo que no hiciste. Aparece la culpa y los remordimientos tras juzgar tu conducta negativamente. Según el tipo de personalidad que tengas esa rumiación puede ser devastadora.

Incumplimiento de algún valor importante para ti.

Es posible que tengas una serie de valores que son muy importantes para ti. Lealtad, honestidad, familia, etc. Pero puede que en algún momento de tu vida hayas hecho algo que haya quebrantado algunos de estos valores por los motivos que sean. Después te sientes como si te hubieras traicionado, sientes que te has fallado a ti y a los demás, que has quebrantado una ley sagrada y que no tienes perdón posible.

Errores.

Cometiste algún error en el pasado o recientemente que te ha afectado a ti o alguna persona. Era algo que no querías que pasara, pero sucedió. Es posible también que este error estés sufriendo las consecuencia actualmente, incluso pueda que sea irreversible. Tal vez no mediste las consecuencias o no supiste que podía tener esos resultados. O puede que pensaras que sería para bien y resultó fatal.

Fracasos.

Has tratado de conseguir algo o alcanzar algún objetivo: ya sea aprobar unos exámenes, conseguir algún puesto de trabajo, emprender algún negocio o que la relación que tenías funcionara. Pero por desgracia, no salió como te hubiera gustado. Los resultados han sido decepcionantes: suspendiste, no conseguiste el puesto de trabajo, el negocio no resultó bien o la relación se acabó. Te siente muy mal por no haberlo podido conseguir y crees que tienes la culpa de este fracaso. Te sientes inútil, incompetente y piensas que algo no anda bien en ti pues nunca consigues lo que te propones.

Insatisfacción permanente.

Te sientes mal con tu vida y contigo mismo/a. No estás teniendo el tipo de vida que te gustaría tener ni eres la persona que te gustaría ser. Te sientes frustrado/a, apático/a, crees que no has tomado las decisiones correctas, que no te has esforzado lo suficiente, que te has dejado llevar por la comodidad y la pereza. O tal vez sientas que nuncas has sabido lo que realmente querías conseguir y que estás desperdiciando tu vida.

Haciendo cosas que no te gustan y viviendo una vida que no quieres. Nada te es suficiente pues siempre te fijas en lo que va mal. Ves que otras personas se sienten alegres y disfrutan de la vida. Incluso parece que tienen menos motivos para sentirse bien. Tú en cambio no lo consigues y te sientes mal contigo mismo/a por ser así.

Errar es humano, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía.

Baltasar Gracián

Culpar a los demás.

Las cosas habitualmente no salen como a ti te gustaría, pero no eres capaz de aceptarlo. Así que te quejas y culpas a los demás. Te enfadas y repartes culpas a diestro y siniestro, pues no quieres sentirte responsable. Pero cuando te tranquilizas, te arrepientes de tu comportamiento y te prometes que no volverás a hacerlo. Pero siempre lo repites. No quieres afrontar que eres humano e imperfecto y las consecuencias que acarrean. Al culpar a otros no aprendes de tus errores pues no crees haberlos cometido o no quieres verlo.

Quieres, pero no puedes.

Es posible que desde hace tiempo hayas querido conseguir alguna meta o cambiar algo de tu vida y no lo has podido lograr. Por ejemplo, hacer dieta para rebajar esos kilos que te sobran. Sabes que tienes que hacerlo, que sería bueno para tu salud y autoestima, pero nunca duras demasiado. Más pronto que tarde abandonas y vuelves a tus hábitos de costumbre. Lo has intentado muchas veces y muchas veces lo has dejado. Te sientes frustrado/a porque te gustaría hacerlo, pero no puedes. Aparece la frustración y culpa.

-Parece que el común denominador de todas estas causas es que tu vida, las cosas que haces y tu mismo/a deberían ser o haber sido de otra manera y que tal como son y eres está mal. Todo esto es lo que genera culpa.

Como superar la culpa.

Acepta y valora lo que eres.

No tienes que llegar a la perfección para sentirte bien. El ideal es una ilusión, una esperanza de plenitud futura que nunca llegará. Y además te impedirá ver todo lo bueno que eres y todo lo que ya has conseguido. No deberías tener por objetivo ser perfecto/a sino de ser auténtico y vivir de la manera más plena y libre posible. Aceptando tus aciertos y tus errores, tus triunfos y tus fracasos.

Perdónate y acéptate por ser imperfecto/a.

Estás donde tienes que estar. Trabaja en las cosas que dependen de ti. Viviendo y aprendiendo en cada momento y desterrando el miedo de no ser impecables. ¿Qué es lo que más te gusta de ti? ¿Qué creencias sobre ti, emociones y decisiones te han llevado donde estás en este momento? ¿Es motivo de culpa o de poner luz y aprender de ello?

No hay que cumplir las expectativas de nadie.

Ni de tus padres, ni de la sociedad. No es tu obligación. Que los demás quieran que seas de una determinada manera no te obliga a tratar de conseguirlo. Pregúntate ¿Qué es lo que quieres ser? ¿Cómo te gustaría vivir? Y ve en esa dirección. Es agradable que te aprecien y acepten, pero ¿a qué precio? ¿Sacrificar tu vida por conseguir ese aprecio?,  ¿Qué tipo de amor es el que únicamente se da si se cumple con una serie de requisitos y expectativas cumplidas? Empieza por darte a ti el amor que buscas de los demás.

No necesitas sentirte aceptado/a por los demás.

Tu vida es tuya y tienes que vivirla de la manera que mejor creas, de la manera más honesta y auténtica, siendo fiel a ti mismo/a y no tienes ninguna razón para sentirte culpable por ello. ¿Qué expectativas y modelos sugeridos por los demás no te interesan y sin embargo tratas de conseguir?

Ninguna culpa se olvida mientras la conciencia lo recuerde.

Stefan Zweig

Malas de conductas.

Cometidas en el pasado no las podrás modificar por mucha culpa que sientas. Aprende de ellas. Compensa si puede el daño y comprométete con el presente y el futuro. Siempre actúas en función de tu nivel de conciencia y con la información que posees en ese momento. Que la culpa y el arrepentimiento te ayuden a no volver a repetir esas conductas si consideras que no son adecuadas o si hacen daño a los demás.

Analiza si el malestar procede por la opinión que tendrán los demás de ti o porque honestamente sientes que no está bien lo que hiciste ¿Hay remordimiento sincero? Pues perdónate. Asume que no eres perfecto/a y que aunque no quieras harás daño a otras personas. Busca ayuda si no puedes solo/a. Asume las consecuencias y sigue. ¿Qué conducta es la suele hacerte sentir más culpable y, sin embargo, sigues realizando? ¿En qué te ha ayudado el sentirte culpable? ¿Te molesta la opinión que puedan tener los demás sobre ti?

Comprueba si el incumplimiento de algún valor importante fue por un buen motivo.

Acepta tu error y asume las consecuencias. Analiza el motivo. Toma conciencia si has actuado en función de un valor o una necesidad que era aún más importante, o si ese valor es realmente importante para ti o simplemente lo has asumido del exterior. A veces necesidades muy apremiantes hacen que sacrifiques tus valores.

Por ejemplo, puedes robar si te estás muriendo de hambre y no tienes para alimentarte.  Detecta que necesidades son ¿Qué valores son los más importantes en tu vida? ¿Cuál fue la última vez que antepusiste una necesidad a ese valor? Evalúa cómo fueron las consecuencias. Considera si tuviste un buen motivo para hacerlo y sé comprensivo y compasivo contigo pues buscabas tu bien.

Tenemos que permitir que la culpa nos recuerde hacerlo mejor la próxima vez.

Verónica Roth

Errores y fracasos.

Acepta que eres un ser humano y te equivocas. En muchos casos tu intención era buena. Pero hay cosas que depende de ti y otras que no. Todo influye en la consecución de objetivos. Gracias a los errores aprendes. Rectifica lo que puedas y sigue adelante. Prueba cosas nuevas. Creías unas cosas que eran erróneas, a eso se le llama ignorancia, no tienes que sentirse culpable por ello.

Usa ese error para crecer y aprender no para culpabilizarte. Pues el aprendizaje te hace mejorar, pero la culpa no. Con el fracaso y los errores te has dado cuenta de algo importante, no era posible conseguir lo que querías con las acciones que realizaste. Felicidades, ahora eres más sabio/a. ¿Qué error o fracaso te ha ayudado más en tu vida? ¿Cómo lo hizo?

Insatisfacción permanente.

Aprende a apreciar lo bueno que hay en tu vida y en ti. Valora lo pequeño porque ahí está lo grande. Reduce las expectativas. Detecta que cosas te dices que te hagan sentir insatisfecho. No te culpe por ello, son patrones mentales que se adquirieron en tu infancia y, posiblemente, imitando al exterior.

Si únicamente te fijas en lo malo, en lo que falta, en la limitación o en el error; nunca te darás cuenta de lo bello y magnífico que hay. Dejarás de sentirte culpable cuando empieces a apreciar y sentirte agradecido por todo lo que hay en tu vida. Sé compasivo con este tipo de conducta y perdónate.

Haz una lista de tres cosas por la que sentirte agradecido cada día y perdona tu falta de aprecio.

Responsabilízate.

Si las cosas no salen como quieres puedes empezar a culpar a unos y a otros. Toma conciencia de tus expectativas, de cómo creías que deberían ser las cosas. La realidad y los demás no tienen por qué ajustarse a lo que tú crees que debería ser. Usas la culpa para eludir responsabilidad. De esa situación insatisfactoria, ¿Qué dependía de ti? ¿Tus expectativas? ¿Tus actitudes? ¿La labor que realizaron los demás? Toma conciencia de tus errores, perdónate y se compasivo contigo y esto te ayudará a perdonar y ser compasivo con los de los demás.

Yo no tengo duda ni remordimiento. Todo lo que hago es mi decisión y mi responsabilidad.

Carlos Castaneda

Querer y no poder.

Aceptar tu situación y tu nivel de compresión en este momento. Hay automatismos inconscientes que te impiden hacer lo que te gustaría. Detecta que ideas y creencias negativas tienes sobre estas acciones que te impiden implementarlas en tu vida. Por ejemplo: sabes que necesitas adelgazar, pero hay una creencia oculta que te dice que sufrirás mucho al hacerlo y que no podrás soportarlo, o que no podrás conseguirlo y te sentirás mal por ello.

Esa idea es la que te impide actuar, nada más. Y busca algo bueno para ti, que no sufras y no te frustres, aunque de manera equivocada. Lo mismo podría pasar con fumar o beber en exceso o cualquier otra conducta que te gustaría eliminar de tu vida. Detecta qué parte de ti no quiere que dejes esa conducta. ¿Qué hay de positivo en ella? ¿Qué crees que habría de negativo si trataras de eliminarla de tu vida?

Perdónate.

Quieres hacer las cosas bien para sentirte bien contigo mismo/a y para que los demás te acepten y te aprecien. Pero no siempre lo conseguirás. Eres imperfecto/a, cometes errores, ignoras muchas cosas, incluyendo las consecuencias de algunas de tus acciones. Harás daño a otras personas aunque no sea tu intención y te sentirás muy mal por ello. Esto es el ser humano. Es bueno comprender que detrás de todos tus errores no hay maldad sino ignorancia. Que deseas hacer lo mejor posible, pero no siempre tienes éxito.

Será más útil para el futuro aprender de esos fallos que culpabilizarte, fustigarte o negarlos. No hay nada de malo en ti, no eres insuficiente y eres digno/a de amor siendo tal como eres, a pesar de tus errores e imperfecciones. Se compasivo/a contigo mismo/a como lo serías con los errores de un amigo.

Completa esta frase las veces que quieras: Me perdono por…

Gracias por tratar de hacerme sentir culpable, porque nunca más cambiaré de rumbo para complacer a otro.

Richard Bach

En conclusión.

Quieres ser aceptado/a y apreciado/a por los demás. Deseas que te quieran. Pero crees que cometiendo errores, fracasando y siendo imperfecto/a no lo conseguirás. Así que aparece la culpa por no ser lo que crees que deberías ser y te reprendes y fustigas para tratar de corregir todos estas equivocaciones. Pero lo que consigues es que te sientas peor contigo mismo/a. Sientes que eres malo/a o que algo falla en ti. Así que para volverte «buenísimo/a» puedes que trates de ser complaciente y sumiso/a para recuperar el amor del otro. Pero corres el peligro que otros puedan utilizar esa culpa y necesidad para manipularte.

Así que empieza por darte a ti mismo/a la aceptación, el aprecio, la comprensión y el amor que deseas de los demás. Perdónate tus errores y se comprensivo por tu ignorancia. Aprende de las experiencias buenas y malas. Y así necesitarás cada vez menos la aceptación y el aprecio de los demás y podrás vivir de una manera más auténtica, libre y responsable, pero sin culpa.

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