Aprendiendo a vivir. II

Aprendiendo a vivir

Este artículo es una continuación de uno que ya escribí hace unos días. Aprendiendo a vivir. Incluye otras conductas que me gustaría analizar por si fuera de vuestra utilidad.

Recordar brevemente que las creencias son ideas que hemos ido aceptado a lo largo de nuestra vida, sobre todo en nuestra infancia, de cómo somos y de cómo es el mundo. Estas influyen en gran medida en cómo nos comportamos y en la vida que llevamos. Lss conductas tratan de llenar vacíos o protegernos de las heridas que arrastramos del pasado. De esta manera vamos conformando nuestra personalidad. Pero no siempre lo hacemos de la mejor manera.

A continuación os muestro una serie de conductas habituales, motivos por el cual han aparecido y las creencias que pueden sustentarlas. También hago unas sugerencias de cómo poder ir rebatiéndolas y cuestionándolas. No todas esas conductas tienen porque llevar asociadas estas creencias, pero considero que algunas de ellas sí pueden resonar dentro de nosotros. Asimismo, las sugerencias son ideas que creo que pueden ayudar a cambiar la perspectiva aunque no significa que vayan a ser útiles para todo el mundo. Explorarlas y ajustarlas de la manera que consideréis más adecuada. Espero que os sean de utilidad.

Índice de contenido

Desconfianza de ti mismo y de los demás.

“¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?” 

George Eliot

Hay desconfianza de la realidad que se ve como un lugar peligroso. Además no nos sentimos lo suficientemente fuertes y competentes para afrontarla. Hay miedo a la vida. Esto provoca que nos alejemos de los demás y pasividad para hacer cosas.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

El mundo es un lugar peligroso.

El mundo es un lugar que ha propiciado la vida. Hemos estado indefensos cuando nacimos y fuimos cuidados, amados y protegidos. También hemos amado y disfrutado en el mundo. La idea de peligroso sale de las opiniones que tenemos de él en nuestra mente. Aprendamos a ser fuerte. Cuanto más fuerte nos sintamos menos peligroso nos resultará.

Las personas no son de fiar y me pueden dañar.

Muchas personas son buenas y otras muchas simplemente inconscientes e ignorantes. Mejoremos nuestro criterio y aprendamos a rodearnos de las buenas. Muchas personas nos han ayudado cuando lo necesitábamos y nos han protegido cuando estábamos indefenso. Muchas veces hemos sido heridos sin mala intención, simplemente no fueron conscientes de las consecuencias de sus actos. O puede que el miedo y la necesidad hayan cegado sus valores y buen juicio. Seguro que si nos ponemos a recordar nosotros también lo hemos hecho alguna que otra vez. Si otorgamos el beneficio de la duda, sufriremos menos.

Yo soy débil e incompetente.

Todos tenemos facetas por desarrollar. Unas las tenemos más y otras menos. Recordemos momentos en que fuimos valiente, fuerte y competente. Seguro que hay mucho. Recordemos también todos los objetivos que hemos cumplido y los retos que hemos superado. Aceptemos y apreciemos lo que somos porque es más de lo que imaginas. La idea que tenemos de nosotros mismos limitará mucho nuestras decisiones y conductas futuras.

Tratar de controlar.

«Para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella, sino incorporarla a uno mismo».

Alan Watts

Aquí se manifiesta una desconfianza en la realidad e inseguridad en nuestras capacidades. Se intenta manipular el entorno para conseguir lo que queremos. Necesitamos sentirnos seguro y lo intentamos controlando el entorno.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

Si controlo mis comportamientos, el de los demás y las situaciones en general, será menos probable que sufra y me hagan daño. No habrá imprevistos ni situaciones estresantes y conseguiré sentirme seguro.

La búsqueda excesiva de control y seguridad limita nuestras vidas y comportamientos. Tendremos menos libertad, seremos menos nosotros. Nos sentiremos menos auténticos y espontáneos y habrá más frustración. Hay muchas cosas que no podemos controlar porque no dependen de nosotros. Sí podemos aprender a controlar las reacciones a lo que pasa. Así pongamos la atención en lo que está bajo nuestro control. Lidiar contra los contratiempos y la incertidumbre nos ayuda a ser más flexibles y resistentes.

Miedos crónicos.

«El que teme sufrir ya sufre el temor».

Proverbio chino.

Aquí se ha perdido la confianza en la realidad y en uno mismo. Creemos que no tenemos los recursos suficientes para afrontar la vida y que cualquier cosa puede hacernos daño y que será insoportable. Nos sentimos inseguros. Estamos buscando constantemente cualquier posible peligro o proyectando nuestras mentes al futuro preocupados por lo malo que podría ocurrir.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

La gente es mala y me hará daño.

La gente en general es buena como lo eres tú. Aunque podemos hacer cosas malas y hacer daño por ignorancia. El mundo es benéfico y positivo pues ha engendrado a la vida. Confía en la vida, en los demás y en ti mismo. Si crees que todo es malo te sentirás asustado y desmotivado y esto te hará sufrir.

No quiero sentir emociones negativos. Creo que no podré soportarlas.

Vivir es sentirlo todo, lo bueno y lo malo. Vayamos a por lo que amamos, pero sabiendo que no hay garantías. Afrontando esas emociones desarrollamos nuestra combatividad, resiliencia y fortaleza. Y eso nos dará mayor seguridad en nosotros mismos.

Si estoy atento y prevenido podré evitar muchos de los peligros que hay ahí fuera.

Vivir con miedo y preocupación constante limita nuestras vidas, evita que nos arriesguemos y hagamos cosas nuevas. Esto impide que nos desarrollemos y crezcamos lo que nos producirá frustración. Preocuparte por el futuro es perderte el presente. Es bueno ser prudente y cuidadoso, esto nos ayudó a sobrevivir en el pasado, pero no hasta el punto de bloquear nuestras vidas. Y si suceden cosas dolorosas, como a todos nos ocurren, tendremos la oportunidad de desarrollar nuestra aceptación por cosas que no podemos cambiar y nuestra resiliencia.

Finalmente, prestemos atención también a todo lo bueno que hay y en todo lo malo que pensaste que podría pasar y que no pasó.

Dificultad para saber lo que realmente se quiere.

«Si no tienes ganas de ser frustrado jamás en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti».

Epicteto

En este caso se muestra una desorientación y falta de criterio. Tal vez haya muchas voces diciéndonos cosas diferentes en nuestra mente y no sabemos a cuál hacer caso. Hemos dejado de escucharnos. Y tal vez escuchamos más a los demás.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

No confío en mi criterio y lo busco fuera. Me he equivocado muchas veces y no confío en mí.

Con las equivocaciones se aprende, se va ajustando el criterio. Prueba y error. Observa que cosas te dan paz y energía. Observa que decisiones están enfocadas en el miedo y cuales en el amor o interés. Escúchate y escucha  a la vida. El sentir puede ser un buen criterio, pero hay que afinarlo y prestarle atención. Verifica que decisiones se ajustan mejor a quien eres y a lo que quieres, no a lo que los demás quieren. Confía en la vida. Aprende de las decisiones pasadas, a qué le diste más valor y a qué funcionó y qué no.

Miedo a equivocarme y a sufrir las consecuencias.

Con los errores podemos aprender y  ajustar nuestro criterio. También desarrollaremos nuestra resiliencia por las consecuencias desagradable que puedan traernos. Si tenemos miedo de equivocarnos es fácil entrar en parálisis y dejar de hacer muchas cosas que podrían habernos sido muy gratificantes.

Dificultad para tomar decisiones.

“El riesgo de una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión.”
Maimónides

Si desconfiamos de nuestro criterio y tenemos miedo de equivocarnos y de las consecuencias de dichos errores es fácil que entremos en parálisis. Trataremos de encontrar una certeza que no existe. Al no saber qué es lo que queremos de verdad nos constará decidirnos por una u otra opción.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

Me he equivocado muchas veces así que mi criterio no es muy bueno.

Tomando decisiones es como aprendemos a tomar decisiones y a calibrar nuestro criterio. Ver los errores e ir ajustando cada vez mejor. ¿Cuándo sentimos que nos hemos equivocado a qué le dimos más importancia? ¿Priorizamos la comodidad, la seguridad, el evitar ciertas emociones, el agradar a lo demás?

Cada vez que me equivoco sólo confirma  que soy un desastre.

Si elegimos según nuestra intuición y corazón, habrá menos posibilidades de equivocarte. Si decidimos desde el miedo o para agradar a los demás ya nos estamos equivocando. La certeza no existe. Con los errores mejoramos nuestro criterio y aprendemos. Sólo el que no hace nada no comete errores.

Si elijo una opción, descarto otras y me da miedo desechar una mejor que no he sabido ver.

Creemos que si no elegimos, no perderemos el resto de las opciones. Pero si no elegimos las perdemos todas porque no profundizas en ninguna. “Prueba y error” es lo que te puede dar claridad superando así la falta de decisión y la parálisis.

Hasta que no encuentre  la opción perfecta no decidiré.

Elegir desde nuestro criterio lo que nos de más felicidad y energía. La opción perfecta no existe. Hay opciones más afines y menos. Somos nosotros la que la hacemos exitosa. No vamos a tener la completa seguridad de que con esta decisión todo irá perfecto. Asumamos que tendremos que ir rectificando sobre la marcha, en función de nuevas experiencias e informaciones. Es bueno que seamos flexible para rectificar el rumbo. No podemos saber el camino exacto que seguiremos de antemano.

Evitación del conflicto.

“Si quieres ser respetado por los demás, lo mejor es respetarte a ti mismo. Sólo por eso, sólo por el propio respeto que te tengas inspirarás a los otros a respetarte”.

Fiodor Dostoievski.

Tras la evitación de conflictos hay una falta de combatividad y asertividad. No queremos discutir y que se molesten con nosotros. Tampoco nos gusta la exaltación emocional por lo que en muchos casos transigimos. No hacemos valer nuestras opiniones y deseos. Así perdemos nuestra autoestima y respeto.

Sugerencias de creencias que apoyan a este patrón e ideas para cuestionarlas.

Si entro en disputas me sentiré incomodo, juzgado y atacado.

Deseamos la armonía y la paz, pero sin sacrificar nuestra autenticidad y coherencia. Respetarnos a nosotros mismos es también poner límites y ser asertivo cuando es necesario, pero sin reactividad. Actuar desde la serenidad. Con un estado emocional muy intenso es difícil que la razón pueda aparecer y regir nuestro camino.

Si digo lo que pienso habrá personas que me rechazarán y despreciarán.

Lo primero debería ser la aprobación propia aunque a veces lo olvidamos. Ser asertivo es ser auténtico y honesto con uno mismo. Es bueno no estar demasiado apegados a nuestras opiniones ni identificarnos con ellas pues si la rechazan sentiremos que nos están rechazando a nosotros mismo. Hablemos desde la serenidad no desde la reactividad, la ira o el rencor. Si expresar nuestra opinión sincera molesta a alguien no es asunto tuyo. Recordemos que no podemos controlar la opinión de los demás. Y si sacrificamos nuestra verdad por caer bien, en el fondo nos estaremos rechazando a nosotros mismos.

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