Pregúntate sinceramente: ¿Te gusta como eres?
La historia que te cuentas sobre ti mismo/a determina en gran medida las decisiones que tomas y la vida que tienes.
De manera que si tienes una idea no muy positiva de ti mismo/a eso afectará a la vida que tienes. Aunque esa idea no sea real. Bueno, realmente ninguna lo es.
A lo largo de nuestra vida te han dicho cosas, has tenido muchas experiencias y has llegado a una serie de conclusiones al respecto que han ido creando la idea que tienes de ti misma/o en tu mente. Hay muchas ideas erróneas, muchas presunciones, muchos malentendidos que han conformado una idea negativa de ti.
Y esa idea que tienes de ti no te permite vivir lo que realmente eres.
Así que tomando conciencia de lo que crees ser y de lo que te gustaría ser podrás ir desarrollando aspectos que han estado ausentes en tu vida hasta este momento al no haber podido expresar tu verdadero potencial.
Te sugiero una serie de ideas que me han servido para mejorar y seguir haciéndolo. Deseo que también te puedan ser útiles.
Índice de contenido
Conócete a ti mismo
Eres mucho más de lo que crees. Te has ido poniendo ,ayudado por los demás, una serie de etiquetas que han configurado la idea que tienes de ti misma/o.
Esas etiquetas no son verdad. Pueden que hayan definido un comportamiento, una actitud o una emoción que has tenido en algún momento de tu vida. Pero no te definen como persona, eres mucho más que eso. No eres tus conductas ni tus etiquetas, ni la idea que tienes de ti.
Nuestro cerebro es una máquina sacando conclusiones, haciendo conjeturas, opinando, juzgando, comparando y criticando. Y todo esto lo solemos hacer con bastante ligereza. Date cuenta como juzgamos a alguien simplemente por un comportamiento en un momento dado o por algo que nos han dicho de ella.
Y una vez etiquetada a alguien es difícil cambiar de opinión a pesar de que tengamos pruebas de lo contrario. Queremos ser congruentes con nuestra creencias y si reconocemos nuestro error «perdemos esa congruencia».
Esto lo haces también contigo mismo/a. Es posible que en algún momento, muy probablemente en tu infancia, te hayas sentido débil, inseguro/a o vulnerable, y ese juicio ha quedado de manera permanente en ti.
Todas las conductas futuras vendrán determinadas por el concepto que tienes de ti en este momento. Así que tienes que ser muy cuidadoso/a con lo que crees que eres.
Seguramente has ido prestando mucha atención a todo lo que iba corroborando esa creencia para reafirmarla y desechar toda conducta que la contradecía. Has creado una historia sobre ti mismo/a y te la has creído. Así que todas las decisiones que tomarás estarán basadas en esa historia.
Cuando te comportas de manera diferente a como crees que eres es posible que lo achaques a la situación externa o a la casualidad. No quieres reconocer que eso también eres tú.
Así que es bueno que tomes consciencia en tu día a día de algunas conductas que contradigan una idea negativa que tienes de ti.
Por ejemplo, si te crees tímida/o sería bueno que recordaras momentos en que no te hayas comportado tímidamente. También es interesante que detectes las razones que había en las situaciones que provocaban la conducta “negativa”. ¿Qué idea de ti activaba la emoción o la conducta? ¿Qué crees para sentirte tímido/a? ¿En qué situación se activa más habitualmente?
Valórate
Has hecho muchas cosas buenas a lo largo de tu vida y las sigues haciendo. Aunque puede que no le prestes demasiada atención. Tienes muchas cualidades y de algunas te has dado cuenta y de otras no.
Muchas de tus limitaciones son simplemente cualidades que no han sido desarrolladas todavía. Además la imagen que te has creado de ti te impide ver todo lo estupendo que también eres.
Eres suficiente. Tienes un valor intrínseco como ser humano que está vivo, que ama, que es amado y que es consciente de la vida. Eres mucho más de tus conductas, emociones, pensamientos y logros.
¿Dónde colocas la valía de una persona? ¿Qué la hace ser valiosa? ¿Crees que esta creencia ha sido influenciada o inducida por el exterior?
Felicítate por todos tus triunfos
Toma conciencia de ellos y valóralos como merecen. No te quedes solo con tus errores. No des nada por supuesto ni pienses que es tu obligación. Habrá muchas personas que no hacen lo que tú haces aunque no le das importancia.
Te recomiendo que hagas una lista de todas las cosas buenas que has hecho y la tengas visibles y en cuenta cada vez que te fustigues con algún error.
No te compares
Cada uno lleva su camino. Nadie es mejor que tú. Si te tienes que comparar con alguien hazlo contigo mismo/a.
¿Has crecido con relación a tu yo pasado? ¿En qué aspectos sí y en cuáles no? ¿Te comparas con algún ideal sugerido por la sociedad? ¿Has aceptado la sugerencia o insinuación que han hecho los medios de comunicación o tus padres para poder conseguir el afecto, la admiración y la aceptación de los demás? ¿Al sentir que no lo estás consiguiendo te sientes poco valiosa/o e indigno/a de ser amado/a?
Revisa los criterios y estándares que tienes de ti mismo/a. Es posible que sean demasiado altos y rígidos. Sé más flexible contigo mismo/a y con los demás. No sea muy duro/a. Revisa si los criterios son realmente tuyos o te han sido sugeridos o impuestos por otros.
Revisa tus metas y objetivos
¿Son factibles? ¿Son demasiado altas o bajas? ¿Quién está decidiéndolas, tú mismo/a o vienen del exterior? ¿Decide el miedo o el amor? ¿Qué ocurre si no las cumples? ¿Esas metas y objetivos son tuyos o provienen del exterior? ¿Crees en lo que haces? ¿Crees que lo que intentas conseguir es lo que se supone que hay que hacer o proviene de tu interior? ¿Te enfocas en liberarte de un problema o en conseguir algo positivo para tu vida?
Acepta el fracaso
O más bien no lo consideres como tal. Si puedes aprender de cada resultado de tus acciones ya no existe el fracaso. Sólo hay aprendizaje. Motívate con el proceso, con la persona en que te estás convirtiendo durante el camino, no tanto en el resultado.
Date cuenta de todas las cosas buenas que has realizado durante ese proceso. Considera el objetivo de desarrollar tus cualidades y evalúa los resultados como secundarios. Toma conciencia de aquellas cosas que dependen de ti y aquellas que no dependen, y enfócate en las primeras.
El único fracaso es no hacer nada, no crecer, no vivir.
¿Qué te gustaría realmente hacer? ¿Qué objetivo te entusiasmaría conseguir? No valores si lo podrás conseguir o no, solo fantasea.
Tomar conciencia de todo lo que admiras en otros porque también forma parte de ti.
Todo aquello que admiras en los demás también está en ti porque si no fuera así no te habrías percatado de ello. Así que si admiras la positividad o alegría de alguien felicítate porque tú también eres eso aunque no lo hayas desarrollado todavía.
Si admiras la resistencia y fortaleza de algún amigo pues igual, es también tuyo, aunque creas que eres débil e inconstante. Sólo te falta desarrollarla un poco más en tu vida diaria y vivirlas. Esa admiración es una llamada desde tu interior para expresar esa cualidad a través de ti.
¿Cuáles son las cualidades que más admiras? Si tuvieras que elegir una ¿cuál sería? ¿Tiene esa cualidad prioridad en tu vida?
Ya eres lo que te gustaría ser
Si no lo fueras no podrías desearlo ni anhelarlo. El deseo aparece como un impulso de una cualidad que necesita expresarse y desarrollarse. En potencial ya está en ti aunque lo tengas poco desarrollado o no te estés dando cuenta de ello porque la imagen que tienes de ti te lo impida.
Así que ya eres muy valioso tal como eres, sin tener que añadir cosas, ni hacer cambios, ni desarrollar algunas cualidades que tengas en mente. Tal como eres en este preciso momento ya eres digno y merecedor/a de ser querido/a y aceptado/a, empezando por tí mismo/a.
¿Cómo te gustaría ser? ¿Cómo de diferente sería tu vida? ¿Qué eliminarías de inmediato? ¿Por qué no lo haces?
Pensamientos distorsionados
Muchos de nuestros pensamientos son bastante automáticos y poco reflexivos lo que nos produce emociones negativas y configuran una idea bastante negativa de nosotros mismos.
Puedes dar una gran importancia a un error que cometes o a algún defecto o limitación que posees. Nuestra atención se va constantemente a ello y te valoras teniendo siempre en mente esa “irregularidad”. Por lo que tu valor disminuye. No prestas atención a todas las cosas buenas que haces ni a todas tus cualidades positivas que tienes.
También puede que te surja un tipo de pensamiento o juicio tipo “Todo o nada”. Por ejemplo, si no realizas una labor exactamente como quieres, has fracasado. Si no eres brillante en todos tus comentarios, eres un idiota. Si no te esfuerzas al 100% en todo lo que haces, eres un/a vago/a y podemos seguir mucho más.
Tenemos que aprender en este caso a darnos cuenta de toda la gama de grises que hay en nuestra vida. Que lo extremo es lo excepcional y que es más habitual que estemos situados en lugares intermedios.
Así que olvida etiquetarte tan severamente en todo momento. Tampoco es necesario para ser alguien digno de amor y llevar una buena vida ser alguien extraordinario o conseguir logros alucinantes.
Existe también la sobregeneralización que se refiere a cuando un acontecimiento puntual negativo es valorado como una pauta permanente en nuestras vidas. Por ejemplo, si suspendes algún examen puedes decirte que nunca serás nada en la vida. Un episodio puntual se ha extendido por toda una vida.
También podemos filtrar la realidad que percibimos y dar más peso a unos comentarios que a otros. Eso pasa cuando tras realizar un proyecto te elogian efusivamente, pero hay alguien que expresa una crítica. Pues ahí te quedas, en esa crítica y eso es lo que define tu trabajo y ,por ende, tu valía.
Otro aspecto interesante es lo que podríamos decir como razonamiento emocional. Esto se da cuando al sentir alguna emoción te hace identificarte con ella. Por ejemplo, si hay momentos en que te sientes inferior, débil o poco valiosa/o, puedes llegar a la conclusión precipitada de que eres eso. La lógica es: “Si me siento inferior, soy inferior”.
Nada más lejos de la realidad debido a que no somos nuestras emociones, estas vienen y van. Es normal poder sentirte mal contigo mismo/a en algún momento o tras algún contratiempo o golpe de la vida, pero después pasa. No obstante, como recuerdas que te has sentido así pues lo asocias a que eres eso.
Pregúntate: ¿Cuál es tu estado anímico habitual? ¿Tienes más momentos con emociones positivas, negativas o neutras? ¿Puedes recordar la última vez que tuviste una negativa? ¿Y positiva? ¿Cuál te ha sido más fácil recordar?
Define tu ideal de valía
No lo que los demás te han dicho que hay que ser, lo que intuyes que hay que lograr para gozar del respeto, el afecto y la aceptación de tu familia y de la sociedad, tampoco lo que otros necesitan que tú seas por sus intereses. No vayas tras unas metas y objetivos que han sido definidos por otros.
No elijas los valores que van en consonancia con la mayoría o lo que se supone que hay que hacer, sentir y reivindicar para ser alguien «ejemplar». Piensa cómo te gustaría vivir y a qué te gustaría darle mayor prioridad.
Sí, es difícil. No estás acostumbrado a tanta responsabilidad y a tomar decisiones coherentes a pesar de que vayan en contra de la masa imperante. Es más fácil dejarte guiar, asumir y aceptar el itinerario prefijado de antemano. Pero eso será fácil y cómodo, pero es posible que no te lleve a buen puerto.
Tienes que hacer trabajo de autoconocimiento para saber qué es realmente lo que quieres y de qué va a ir tu vida. Ahí aparece la autenticidad y la integridad, ser lo que se es y vivir una vida elegida con metas y objetivos propios. Tienes que buscar qué es lo que te hace feliz.
¿Qué tipo de persona te gustaría ser? ¿Qué valores y creencias deberías tener? ¿A qué quieres darle mayor prioridad?
Gratitud
Agradece todo lo bueno que hay en tu vida. Presta atención y agradece todas las cosas buenas que haces por los demás, tus capacidades, talentos y conocimientos.
Todo cuenta. Puedes agradecer que estás vivo, que respiras, que te estás dando cuenta que existes, que hay muchas cosas que funcionan en tu cuerpo sin que seas consciente de ellas y que te permiten vivir, de la gente que hay en tu vida que te quiere, de que tienes casa, ropa y comida.
Da las gracias porque puedes pensar por tí mismo/a, que tienes autonomía, que puedes tomar decisiones, que puedes corregir errores y aprender de ellos o que puedes hacer cosas.
Agradece a todas las personas que te han ayudado a estar donde te encuentras ahora, que gracias a su amor y a sus capacidades te han permitido sobrevivir en los momentos que no podías hacerlo por ti mismo/a. Siéntete un/a privilegiado/a por ello.
Sugerencia: Al finalizar el día escribe tres cosas por las que estás agradecido. Hazlo cada día. No es necesario que sean grandes cosas, aunque las pequeñas cosas suelen ser las más importantes.
Vive de manera auténtica
Tienes que conocerte lo mejor posible. El porqué de nuestras acciones, emociones, pensamientos y deseos. Y después aceptarte totalmente. Lo que crees que es bueno y lo que no. Si quieres hacer algún cambio en tu vida primero tienes que reconocer que hay cosas que no están bien y que te gustaría mejorar. Si las evitas y no las aceptas te será difícil cambiar algo que no admites. No tienes que negar nada sino expresar y sentirlo todo. Respeta tu realidad. Acéptala, acomódate a ella y desde ahí haz lo que puedas para cambiarla.
¿Qué cosas eliminarías de ti si pudieras y que marcaría una gran diferencia en tu vida? ¿Qué te impide soltarlas? ¿Por qué te sigues aferrando a ellas? ¿Pasas mucho tiempo de tu vida haciendo cosas que no quieres, diciendo «sí» cuando quieres decir «no»?
Admite tus errores
Todo lo que haces tiene una intención positiva, lo hace por un bien aunque a veces salga de manera diferente. Así que trátate con compasión no con desprecio ni de manera demasiado rígida. De todos los errores puedes aprender y mejorar. Valora tu intención.
No trates de ser perfeccionista porque te paralizará y te frustrarás al no cumplir con las altas expectativas que tienes en mente. Valora todo lo que consigues y haces bien, aunque sean cosas pequeñas. No trates de complacer a nadie ni busques su aprobación. Pon en primer lugar tus necesidades.
¿Qué errores has cometido que te gustaría borrarlos si pudieras? ¿Cuál era tu intención? ¿Puedes aceptar que sucedieron más por ignorancia que por maldad? ¿Qué hay una parte de los resultados de tus acciones que no dependen de ti? ¿Qué has aprendido de ellos?
Confía en ti mismo
Vive al servicio de tu crecimiento personal. Conviértelo en tu propósito de vida. Busca metas y objetivos que sean propios y retadores. No busques lo fácil y cómodo porque de esa manera no crecerás y sabrás que te estás conformando, y esto es algo que no será bueno para tu autoestima.
Ponte a prueba con tus objetivos y descubre tus límites. Y después refuta las ideas que tenías de ti y de lo que podías conseguir con la realidad y con los resultados que consigas.
Esto te ayudará a convencerte que la opinión que tenías de ti no era correcta y que eres mucho más grande de lo que creías. Comprueba que no eres muy bueno/a haciendo pronósticos y que tu pesimismo no tiene base.
No seas pesimista. Verifica todas esas ideas negativas que tienes de ti con la realidad. Ponlas a prueba siendo objetiva/o.
Haz una lista de todas las cosas que te apetecería hacer pero no haces por miedo o desconfianza de ti mismo. ¿Tus metas reflejan confianza o desconfianza en ti mismo? ¿Priorizas la comodidad, el miedo o el crecimiento? ¿Protagoniza la resignación tu vida?
Integridad
Para tener un buen concepto de uno mismo es fundamental que tus acciones sean congruentes con tus valores. Trata de tomar la mejor decisión, no contentar a nadie. Huye de la hipocresía y del autoengaño.
También es positivo el no quejarte, no culpar a los demás, no critiques ni juzgues. Sabes que todo eso llega muy fácil a tu mente. Rápidamente nos aparece un juicio, una opinión, una conclusión, un veredicto, una etiqueta, tanto de los demás como de ti misma/o.
Con algún dato o impresión nos generamos una historia que nos resulte factible y coherente y damos por concluido el análisis y la observación. Ya está analizada la situación o la persona y no miramos más. Y a partir de ese momento solo ves aquello que corrobore esa historia y nada más.
Es bueno también mantener tu palabra. Y mentir lo menos posible. Ya sé que es difícil, pero hay que ponernos a ello. Empezar con todas esas mentiras que dices para no sentir vergüenza de ti mismo/a. Eso generará fortaleza en lo que eres. Poco a poco irás aceptando tu verdad, no la esconderás ni te avergonzará de ella. Comprobarás que no te morirás en el intento.
La gente no te castigará por contar tu verdad, tus errores, miedos, dudas y límites. Y si lo hacen recuerda que opinamos y juzgamos en muchas ocasiones sin una base de conocimiento fiable. Pero si aún así eres firme a lo que eres mostrarás valentía y respeto por ti mismo/a. Y eso será lo que verán los demás.
¿Qué cosas son las que más te avergüenzan de ti? Si pudieras eliminar una, ¿Cuál sería? ¿Cómo te está limitando en tu vida? ¿Qué pasaría si no te diera vergüenza o no te limitara?
Actúa
Todo se resume en la acción. Una acción coherente con lo que eres realmente y con lo que quieres. Superar el miedo y la duda. Actuar y crecer. Actúa para ponerte a prueba y verificar la imagen que tienes de ti mismo/a.
Buscar retos que te hagan desarrollarte y hacer que mejore tu autoestima. Para comprobar de una vez que eres mucho más y que hay más potencial en ti de lo que crees.
¿Qué cosas harías si confiaras en ti y no tuvieras miedo a equivocarte? ¿Qué te gustaría hacer sin la expectativa de ningún resultado?
En resumen, no eres lo que crees que eres. La imagen que tienes de ti es errónea y te impide desarrollar todo el potencial que está dentro de ti. En el fondo, no eres esa imagen, ni tus conductas, pensamientos ni emociones. Simplemente pasan por ti y te has identificado con ellas.
Si eres capaz de tomar conciencia de todas las ideas erróneas que tienes de ti misma/o y del mundo, de todos los malentendidos y contradicciones que hay en tu vida y que te están limitando, podrás vivir de una manera más auténtica, libre y feliz.
Si te ha sido de utilidad este artículo y quieres que profundicemos en tu situación te ofrezco realizar una sesión exploratoria gratuita para que me cuentes en detalle tu caso. Sin compromiso alguno. Muchas gracias.