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¿Sabes tomar buenas decisiones?
En este artículo expondré mi punto de vista del por qué te cuesta tanto tomar decisiones, las consecuencias que tiene eso en tu vida y cómo aprender a tomarlas de una manera más coherente para tener una vida más plena.
Tomar decisiones es algo que aunque lo estás haciendo constantemente es posible que te cueste bastante, sobre todo, las que consideras importantes.
Tienes miedo de equivocarte, dudas si será realmente la mejor opción para tí o no, de lo que pensarán los demás o de si estarás capacitado/a para afrontarlo.
Esto te produce en muchos casos parálisis, por lo que no puedes decidirte y, por lo tanto, no actúas. Cuando lo haces, es posible que te decantes en muchas ocasiones por opciones que realmente no quieres, lo que te produce frustración y una sensación de falta de control e integridad en tu vida.
Causas que dificultan tomar decisiones:
Baja autovaloración y autoconfianza
Parece claro que si no tienes confianza en ti mismo/a y te sientes incompetente te va a ser complicado creer que podrás alcanzar todo aquello que deseas.
Te será difícil tomar las decisiones adecuadas y pasar a la acción. Al sentirte incapaz preferirás no intentarlo para no sufrir la decepción del fracaso.
-“¿Para qué intentarlo si no voy a poder conseguirlo?”.
De ahí que en muchas ocasiones te decidas por opciones que creas que serán más asequibles, pero que posiblemente no te ilusionen ni motiven tanto. O finalmente no te decidas por ninguna debido a que todas te parecerán difíciles, inciertas y requerirán un gran esfuerzo.
-“¿Para qué esforzarme y sacrificarme tanto?
Negatividad
Si a la hora de elegir te enfocas en todas las cosas malas que tienen cada una de las opciones disponibles te bloqueará la decisión, ¿quién quiere sufrir y pasarlo mal?
-“Esta bien esta opción, pero tendré que mudarme o trabajar por las tardes o trabajar demasiado…”
Si das más peso al esfuerzo que tendrás que hacer, a la incomodidad que sentirás, al estrés, a la ansiedad y a la incertidumbre de las diferentes alternativas es lógico pensar que tampoco esto te ayudará a la elección y te será más difícil decidirte por alguna de ellas.
Nuestro cerebro está más condicionado a evitar el dolor que en conseguir el beneficio. Esto te conduce a que no encontrarás ninguna de las opciones que te sea totalmente adecuada, ninguna la verás “perfecta” debido a que en todas habrá «cosas malas«. Y te será difícil elegir.
Miedos
La elección te llevará a emprender algunas acciones que tendrán unas consecuencias. Aquí pueden aparecer los miedos al rechazo de los demás si no están de acuerdo con la decisión, a la crítica si no les gustan tus decisiones o cómo lo haces. También aparecerá el miedo a fracasar y a lo que los demás pensarán de ti. Y, finalmente, el miedo a equivocarte y a las consecuencias que esta equivocación traerá consigo.
Todo esto hace que te bloquees y no decidas nada o que te decantes por alternativas “populares” y que contarán con la aprobación de los demás aunque a ti no sea la que te gustaría.
Falta de claridad
Para tomar buenas decisiones es muy importante tener muy claro qué es lo que quieres y por qué lo quieres.
Un buen autoconocimiento de ti misma/o, de tus valores y motivaciones te ayudará a decidirte mejor. Pero si no lo tienes claro te será muy fácil errar y decidirte por opciones menos afines.
Puede que te inclines por la opción más «popular«, por la que te dará más prestigio o más seguridad, porque crees que te resultará más cómoda o fácil, por la que te traerá más dinero. Pero cuidado con esto porque puede que una vez te hayas decantado por esa opción, con el tiempo, es posible que te traiga más dolor que alegría al no ir en consonancia con lo que eres y con lo que deseábamos de verdad.
Indecisión
-“Estoy barajando dos opciones o tal vez tres, pero no acabo por decidirme. Las dos tienen cosas buenas y cosas malas. Me intento proyectar en el futuro con cada una de las opciones, pero tampoco me aclaro mucho. Hago una lista con los pros y contra, y tampoco. Quiero tener la completa seguridad de acertar, de elegir la opción que será perfecta para mí”.
“Pero, ¿qué pasa si hay una opción que es mejor para mí pero la desconozco?, ¿Qué pasa si elijo una y después me arrepiento o siento que eso no es para mí?, ¿o si fracaso?”
¿Te suenan de algo estos diálogos? A mí sí. Son típicos cuando la duda y la indecisión aparecen en nosotros. Quieres estar 100% seguro/a que la elección será la perfecta, quieres evitar a toda costa la posibilidad de equivocarnos. Pero ¿Es eso posible?
Inseguridad
Es esa sensación de nerviosismo y ansiedad asociado a determinadas situaciones. Suele aparecer cuando sientes que tu yo o autoestima está en riesgo. Te sientes débil y con poca energía.
Dudas de tu competencia y capacidad, te falta confianza en ti mismo/a, te preguntas si tu criterio es correcto para tomar esa decisión o te estás engañando de alguna manera. Puede que te vengan a la cabeza esas decisiones «garrafales» que tomaste en el pasado.
Es normal que te sientas en algunas circunstancias insegura/o, pero si esto aparece de manera recurrente te limitará mucho el relacionarte con el entorno y con los demás. Tus pensamientos se verán afectados y la toma de decisiones también. Además si añades a esto la crítica feroz que puedes realizarte internamente y el diálogo negativo sobre ti mismo/a todo se complica aún más.
De todo esto se deriva que las decisiones estarán basadas en el miedo por lo que buscarás seguridad por encima de todo. Así que huirás, te ocultarás, no te arriesgarás, buscarás lo más fácil, cómodo y seguro, no lo que más deseas o lo que pueda ser mejor para ti.
Pasividad
También puede suceder que sientas que te falta motivación y energía suficiente para emprender cualquier cosa. Que no deseas realmente nada, que pocas cosas te hacen ilusión. Así que empiezas a buscar algo que te motive realmente, que te haga vibrar y brincar de entusiasmo. Pero ocurre que no lo encuentras, y sigues buscando y pensando.
Analizas y analizas todas las opciones que se te ocurren, pero ninguna te hace vibrar así que sigues hasta que llegue «tu opción perfecta» que te haga gritar “¡Eureka!”.
Además, pensándolo bien, eso de mantener todas las opciones abiertas esperando a que la correcta te caiga del cielo pues tampoco está tan mal ¿no? No hay demasiado riesgo, ni esfuerzo, ni exposición a los demás, ni compromiso.
Hasta aquí algunas de las causas principales por la que nos cuesta tomar decisiones aunque hay muchas más. Así que si echas alguna en falta te invito a que me la comentes.
Ahora hablaré sobre algunas de las consecuencias que te traerá el no tomar decisiones o el tomarlas por motivos equivocados.
Consecuencias de no tomar decisiones:
Parálisis o bloqueo vital
Se produce una parálisis, un bloqueo en tu vida. Te quedas anclado en una situación determinada y no puedes avanzar.
Hay decisiones que deben ser tomadas en todo momento en tu vida. Podríamos decir que vivir es decidir, pero si dejas de decidir en momentos importantes de tu vida de alguna manera esta se detiene y no avanzarás hasta que algunas decisiones sean tomadas.
Por ejemplo. ¿Qué estudiar, dónde solicitar trabajo, qué tipo de persona quiero ser, a qué quiero darle prioridad en mi vida, qué tipo de pareja quiero tener y cuál no, cómo quiero que sea mi vida?
Todas estas circunstancias requieren decisiones y si no las tomas te quedarás estancado/a, te dejarás llevar y actuarás automáticamente o alguien tomará esa decisión por ti. De esta manera, irás perdiendo el control de tu vida.
Pérdida de protagonismo
También puede aparecer un sentimiento de falta de protagonismo en tu vida. Sientes que no llevas las riendas. Parece que tomas decisiones por inercia, casi de manera automática. Sin realmente ponerte a pensar si lo quieres hacer o no, si quieres que tu vida sea de esta o aquella manera. Vas sobreviviendo, apagando fuegos, reaccionando ante lo más urgente.
Si te paras un momento te darás cuenta de que muchas de las opciones que tomas son para sentirte aceptado/a y valorado/a por los demás, pero no son las que quieres realmente para ti. De ahí la sensación de haberte equivocado al tomar algunas de ellas, de no sentirte feliz con las consecuencias o de no estar siendo honesto/a contigo mismo/a.
Por ejemplo, al elegir estudios, profesión, casa donde vivir, colegio donde llevar a tus hijos. Tomas notas de las opciones que son más “populares” o la que el entorno familiar o la sociedad valora más y sueles predisponerte por ellas. Aunque no te interesen.
Relaciones
Otro punto que afecta esa dificultad en tomar decisiones viene con las relaciones.
Y es que la indecisión, el análisis constante, el deseo de certeza, de querer tomar la elección correcta también te limita mucho al tratar de conocer a alguien.
Estarás juzgándola constantemente, tratando de adivinar si serás feliz con aquella persona para siempre, si es la elección correcta, si es alguien totalmente confiable.
Después es posible que aparezca el miedo a los cambios que esa relación conllevará en tu vida, si te merecerá la pena tanto sacrifico o no.
También te costará bastante el abrirte, el intimar, el sentirte vulnerable con la otra persona. Tantas dudas sobre tu criterio y sobre los demás te harán desconfiar y tener miedo de sufrir o de mostrar tus imperfecciones a los demás. Además de la eterna duda de si te has equivocado de pareja.
Así que tus acciones y decisiones serán habitualmente defensivas y evitativas. Con lo que te estarás perdiendo grandes oportunidades de felicidad, de relaciones más íntimas y significativas. No te arriesgarás, ni serás espontáneo/a, ni expondrás todo tu potencial por lo que tu vida será menos rica. Prefiriendo a alguien anodina, aburrida y rutinaria que alguien estimulante e impredecible.
Estados emocionales
Todos estos bloqueos, huidas y renuncias afectarán también a tu estado emocional. Así que es probable que te sientas apático/a, tristes, sin motivación ni energía. Vivirás sin alegría ni ilusión. Y es que este estancamiento que produce tu falta de decisión se paga y muy caro.
Por un lado tratamos de protegerte, de estar seguro/a, de no sufrir, de no equivocarte, de mantenerte en tu zona de confort, de tomar acciones que sean las más cómodas, seguras y aplaudidas por los demás. Pero por otro lado, esto te llevará a una falta de ilusión, de entusiasmo, de pasión y de reto por lo que haces.
En esa búsqueda de seguridad y comodidad te pierdes a ti misma/o. Y eso tu interior lo sabe y de alguna manera protestará.
Hay un impulso, una necesidad en tu interior de expresarse que tus decisiones o falta de ellas no dejan salir. Y esto repercute en tu cuerpo y estado de ánimo.
También afectará a tus emociones las consecuencias de esas decisiones, situaciones que tendrás que soportar, acciones que tendrás que realizar sin desearla lo más mínimo. Habrá un conflicto entre lo que estás haciendo y lo que tu interior te dice que tendrías que hacer.
Y claro, ahí aparecerá la ansiedad, la depresión, la hostilidad, la frustración y la ira. Te sentirás atrapado/a por tus propias decisiones en una vida que te has creado y que no quieres, pero que no tienes el coraje de dejar.
Desarrollo personal
Por último, me gustaría hacer referencia a una cuestión también muy importante que es el de tu desarrollo personal.
La vida es un terreno magnífico para ir desarrollarte y mejorarte como ser humano.
Tienes la oportunidad de conocerte mejor en las relaciones con los demás, con los retos que aparecen y con todo lo que aprenderás de tus fracasos y errores.
Pero está claro que si basas todas tus decisiones en lo más seguro, en lo más fácil o en no hacer nada, te será muy difícil ese crecimiento y desarrollo.
Al evitar cualquier posibilidad de fracaso impides también cualquier aprendizaje de él. Al evitar cualquier situación retadora, evitas el crecimiento y el incremento en tu confianza. Al evitar la pérdida también impides la ganancia.
De esta manera, si prolongas mucho tiempo esta dinámica lo único que evitarás con seguridad será tu crecimiento, tu desarrollo personal, tu autoconfianza, tu alegría y entusiasmo. Tu vida se volverá más aburrida, monótona, mustia y sin brillo.
Aunque no se trata de hacer cosas extraordinarias, ni especiales, ni fuera de lo común, pero sí cosas que deseas, que te hagan vibrar e ilusionarte.
Actividades que te reten y saquen lo mejor de ti. Que sientas que estás viviendo más intensamente, que estás expresando todo lo que eres de manera natural y espontánea. En definitiva, que estás viviendo auténticamente.
Sugerencias para tomar buenas decisiones:
Incrementa la confianza en ti mismo/a y tu autoestima
Enfócate en todas las cualidades positivas que posees. Tenlas por escrito en un lugar visible.
Agradece todo lo bueno que hay en tu vida. Escribe un diario con las cosas por las que puedes estar agradecido cada día.
Pon en valor todo lo bueno que haces a lo largo del día y todo lo que aportas a los demás. Escribe tres cosas buenas que has hecho en el día.
Evoca las cosas que hiciste bien en el pasado y las decisiones correctas que tomaste. Recuerda como te hicieron sentir, en qué te enfocaste en aquellas ocasiones, qué opiniones tenías sobre el acontecimiento y si, finalmente, fue como tu creías o de manera diferente.
Toma conciencia de todas las cualidades que admiras en los demás. Si eres capaz de valorarlas es que también están en ti aunque puede que no la hayas desarrollado demasiado.
Amplía la idea que tienes de ti. Eres mucho más que esas etiquetas que te has ido colocando a lo largo de tu vida.
Todo lo que te gustaría ser, todas esas cualidades que te gustaría tener pero ves que no tienes, pues ya la tienes. Ese deseo es un impulso que sale de tu interior de cualidades que desean expresarse, pero que no lo están haciendo.
¿Qué tres cualidades son las que más te gustaría tener y crees que no tienes?
¿Qué oportunidades has dejado pasar por no verte capaciyado/a para ello?
Ten una visión más positiva de la vida
No se trata de hacer ver que lo negativo no existe y que vives en un mundo perfecto. Lo que sugiero es que no te quedes hipnotizado/a por todo lo malo y negativo que hay en ti mismo/a y en el mundo. Ampliar la perspectiva y verás que también hay muchas cosas buenas y positivas en tu vida.
Date cuenta de todo lo bueno que hay en el mundo, en tu trabajo, en tu entorno y también en los demás. Observa lo estupendo que es tener opciones para elegir, aunque a veces te parezca un suplicio. El mundo es un lugar lleno de posibilidades, donde puedes crecer y evolucionar como ser humano.
La realidad de tu mundo se forma por tu interpretación de este. Depende de en qué te enfocas y al significado que le das a las cosas.
Trata de encontrar significados diferentes a hechos que en su momento consideraste negativo. Empieza por cosas pequeñas. Por ejemplo, si se borra un archivo con algún trabajo que hiciste, esto te da la oportunidad de hacerlo de nuevo, pero mejor. Has transformado un contratiempo en una oportunidad.
Supera tus miedos
Es fundamental que dejes de tomar decisiones basadas en el miedo. Decisiones que únicamente buscan la seguridad, el control de la situación, el sentirte aceptado y valorado por los demás.
Si continuamente tomas decisiones basadas en el miedo y huyes de los retos, de la incertidumbre y de la desaprobación, finalmente sentirás que has pedido el control de tu vida. Tendrás una vida que no te gusta aunque sea muy segura y creas que está bajo control. Nada es totalmente seguro ni está bajo control. ¿Quieres sacrificar tu integridad por una ilusión?
La crítica y rechazo viene en muchas ocasiones motivados por la falta de comprensión e ignorancia de las personas.
Si ves a otros saltándose los patrones establecidos por la sociedad de lo que tendría que ser sus prioridades y deseos te descoloca, te perturba, e incluso te podría hacer pensar que te estás equivocando, así que rápidamente viene el rechazo y la crítica para que esa inquietud se aplaque.
Y en muchas ocasiones utilizamos a los demás para reafirmarnos en el consenso general de esa crítica, lo que hace sentirnos más arropados y seguros.
Algo también a destacar es que no permitimos que los demás hagan lo que nosotros no nos hemos permitido. Si te has sacrificado para sentirte seguro/a y para recibir la aprobación de los demás, ver a otro que no lo ha hecho puede hacerte sentir que te has equivocado y que otra opción era posible y eso puede ser perturbador.
¿Qué oportunidades has dejado pasar por miedo al qué dirán? ¿Qué cosas has dejado de intentar por miedo al rechazo?
Acepta que habrá personas que te criticarán hagas lo que hagas.
Recuerda que muchas de esas críticas son proyecciones de los demás que lanzan sobre ti. Como tú también lo haces con ellos.
Se critica y se rechaza una idea que los demás se han formado de ti y que no concuerda con lo que ellos creen que deberías ser.
Las críticas están basada en el miedo y en la desconfianza en un mismo. Te hacen «sentir superior» sobre la persona a la que criticas. Además son algo que tú no puedes controlar, así que no es muy práctico dedicar atención y energía en ello.
En cuando al miedo al fracaso y al error indicarte que si no fracasas y no te equivocas no aprenderás, no crecerás y no te harás más fuertes. Y ese miedo y esa opinión de los demás es lo que te condicionará en tu vida. Te impedirá ser libre y decidir de manera auténtica la vida que deseas llevar.
Si puedes desarrollar tu coraje y tener un estado de ánimo más positivo, tus decisiones serán mejores. Pueden ser útiles las visualizaciones y las posturas de poder.
Tienes que desarrollar tu energía combativa y afectiva en el día a día. Si es preciso forzándote a vivir con mayor coraje y a conectar con tu energía interior. Eso irá desarrollándolas.
Todo fracaso te ayuda a desarrollar tu carácter y energía combativa.
El éxito es ser tu mismo y el fracaso tratar de ser otro. Toma tus decisiones.
Imagina que pasaría si supieras que en cada reto no estuviera tu valía en juego, si supieras que ya eres valioso por ti mismo sin conseguir nada. Que el miedo a perder valor a ojos de los demás no te impida decidir.
El éxito se produce al desarrollarte en el proceso independientemente del resultado final y de la opinión de los demás. Toma decisiones que te han desarrollarte.
¿Que fracasos y decisiones equivocadas puedes recordar que te hayan ayudado a crecer? ¿Qué has dejado de intentar por miedo al fracaso?
Aumenta tu claridad
Muchas veces no sabes realmente lo que quieres en tu vida. Has ido aceptando lo que la sociedad y los demás han sugerido o impuesto que hay que desear y aspirar que no te has planteado si eso era realmente lo que querías.
De ahí que tras muchos años de lucha para conseguir lo que «supuestamente deseabas» no te sientes feliz ni realizado/a y el motivo es que no era lo que verdaderamente estaba anhelando tu interior.
Así que lo principal es hacer una labor de autoconocimiento grande de ti mismo/a. Cómo eres, qué necesitas, cómo te gustaría ser, y cómo quieres que sea tu vida.
Un análisis de tus valores, de tus prioridades en la vida creo que sería muy adecuado. Pero que sean los tuyos no lo que los demás indican que hay que aspirar. Tienen que salir de ti.
Observar qué haces en tu día a día y por qué lo haces irá mostrándote tus condicionamientos, hábitos y motivaciones. Descubre que ideas sobre ti y sobre el mundo son las que más influyen en tus conductas y objetivos. Este ejercicio te descubrirá el para qué y si es realmente lo que quieres. ¿En qué dirección van las decisiones que estás tomando actualmente? ¿A conseguir algo o a evitarlo? ¿Tus decisiones te están llevando a donde quieres ir?
Trata de detectar lo que admiras en los demás, sus capacidades, conductas, tipo de vida y decisiones. Esto te muestra también algo que llevas dentro, pero que aún no has desarrollado y, por lo tanto, sería bueno seguir ese camino. No es imitación sino reconocimiento. ¿Qué cualidades son las que más admiras? ¿Por qué estas?
Así como el imaginarte cómo te gustaría ser, qué te gustaría sentir y cómo comportarte es otra señal de eso mismo, algo que tenemos en potencia, pero que aún no ha salido. Esto marca un camino. Por lo que tus decisiones tendrían que ir en esa dirección. ¿Qué decisiones estás tomando para alcanzar aquello que te gustaría ser?
Muchos de nuestros miedos también indican que hay un deseo detrás que no se está satisfaciendo. El transitar esos miedos te ayudará a desarrollar unas capacidades que están latentes y te hará desarrollar tu potencial. ¿Qué es lo que más miedo te da hacer?
Aumenta la seguridad en ti mismo/a
Si te sientes inseguro/a es que te sientes sin confianza para afrontar los retos de la vida, débil e incompetente. Puedes que veas que el mundo es un lugar peligroso en el que hay que tener mucho cuidado. Y claro, con esta visión todas tus decisiones estarán enfocadas a la seguridad, al control o a la huida.
Así que tienes que ponerte en contacto con todas tus capacidades, energía y fortaleza interior. Tendrías que aprender que el mundo no es un lugar tan tenebroso como a veces crees o nos han hecho creer.
No te sentirás más seguro viviendo en una cueva sino saliendo y afrontando la vida, tomando conciencia de tus fortalezas y competencias. Solucionando problemas y superando retos. Perdiendo el miedo a sentir y a vivir.
Tu inseguridad se incrementaremos huyendo de las situaciones inciertas y comprometidas. Eso te hace sentirte cada vez más inseguro/a y la confianza en tu criterio disminuirá.
La seguridad y la confianza se logran con la acción.
¿Qué decisiones has tomado o has dejado de tomar últimamente para evitar afrontar retos o situaciones incómodas? ¿Qué haces para evitar sentir?
Decisión
Te sugiero algunas ideas para hacer frente a la indecisión.
-Siempre será mejor tomar decisiones basándote en tus valores prioritarios. Te hará más congruente, más allá que termine en éxito o no. Sentirás que has actuado coherentemente.
-Oriéntate en el progreso, el desarrollo, en crecer y en el beneficio siempre será más potenciador que enfocarte en la prevención, la seguridad y en no perder.
-Las opciones basadas en el amor te llevan a crecer, a lo positivo, a la expansión, te afirman como ser humano. Te confiere, por así decirlo, poder en tu vida.
-Mientras que las opciones basadas en el miedo te hacen buscar la seguridad, enfocarte en lo negativo, lo que hace contraerte y te niegas a ti mismo/a al no tener en cuenta tus deseos y aspiraciones más genuinos.
-Tener en cuenta que al tomar una decisión no podrás saber si saldrá bien, así que no busques estar 100% seguro/a porque no lo estarás nunca.
-Asume las consecuencias de tus decisiones y las emociones que te provocarán.
-Cuidado con tomar decisiones con un estado anímico demasiado intenso, ya sea optimista o pesimista. Perturba la visión. Toma distancia y míralo objetivamente.
–Evita los dilemas. Dos opciones y un sí o no. Busca más opciones factibles y no seas tajante. Esto reduce el error a equivocarte. Valora las dos posibilidades simultáneamente si es posible.
-Elige las opciones en las que creas más profundamente. Habrá más verdad y congruencia.
–Infórmate todo lo que pueda sobre las opciones.
-Pruébalo antes de decidir si puedes, tantea las opciones.
-Márcate puntos de referencia donde puedas evaluar si vas por buen camino o no o si has tomado una decisión errónea. Si es así, cambia, no te obceques.
-Busca la inspiración y opinión de los demás. Personas que hayan estado en tu situación. Aprende de sus experiencias.
«¿Qué decisión tomaría la persona que más admiro en mi lugar o la persona que me gustaría ser?«
Finalmente, recuerda que siempre te arrepentirás más de no haber hecho algo que de haberlo intentado y fracasado.
Sobre todo, actúa.
Se aprende a tomar decisiones tomando decisiones. Equivocándote, rectificando, afrontando las consecuencias y teniendo experiencias.
Actuando es como te desarrollas, como se ejercitarán tus capacidades, como aumentarán tu confianza y fortaleza. Es la manera de cumplir con tus objetivos y, en definitiva, de vivir.
Haciendo cosas es como sacarás partido a la vida. Y haciéndolo de la manera honesta, auténtica, consciente y alineado con tus valores vivirás de una manera más congruente contigo mismo/a. Y no habrá nada que tengas que reprocharte ni habrá nada de lo que tendrás que arrepentirte.
Si te ha sido de utilidad este artículo y quieres que profundicemos en tu situación te ofrezco realizar una sesión exploratoria gratuita para que me cuentes en detalle tu caso. Sin compromiso alguno. Muchas gracias.